Un puñado de tierra,
dos gotas de rocio,
un poco de aire puro,
unos rayos de sol.
Y hasta en la dura roca,
inacesible al hombre,
semilla que allí cae,
da, pues una flor.
Una fe inamovible,
una esperanza cierta,
y la voluntad de Dios,
da por fin una flor.
Hay almas tan rebeldes,
tan llenas de egoísmo,
que pasan por la vida,
sin dar una flor.
dos gotas de rocio,
un poco de aire puro,
unos rayos de sol.
Y hasta en la dura roca,
inacesible al hombre,
semilla que allí cae,
da, pues una flor.
Una fe inamovible,
una esperanza cierta,
y la voluntad de Dios,
da por fin una flor.
Hay almas tan rebeldes,
tan llenas de egoísmo,
que pasan por la vida,
sin dar una flor.
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