lunes, 25 de agosto de 2008

HABLANDO DE ALCOHOL







Mucho se ha hablado de los desastres efectos del alcohol; pero nada se ha dicho de la manera de evitar el ser victima de ellos, o de salir de sus garras si se tuvo la desgracia de caer en ellas.
Yo supongo que, conociendo los males que el alcoholismo acarrea al que es victima de él, males que no se circunscriben al que se deja esclavizar por tan repugnante y embrutecedor vicio, sino que trasciende a su descendencia, incapacitándole para la ruda lucha de la vida y, por lo mismo, viene a ser una verdadera calamidad pública; yo supongo repito, que nadie, conscientemente, querrá dejarse dominar de tal vicio: la esclavitud, sea cualquiera su forma, es siempre denigrante. Veamos, pues, la manera de no caer bajo la tiranía del alcohol, de no perder la libertad ante un vaso de vino.
Oigamos a Salomón, que exclama así en su libro de los Proverbios: ¿Para quien son los ayees? ¿Para que padre son las desdichas? ¿Contra quién serán las riñas? ¿Para quién los precipicios? ¿Para quién las heridas?.... ¿No so estos los dados al vino y los que hallan sus delicias en apurar copas? ¡Ah, no mires al vino cuando bermejea; cuando resalta su color en el cristal; porque se entra muy suavemente, pero a la postre muerde como serpiente, y esparce veneno como el basilisco.
El primer remedio, pues, debe ser evitar la tentación; el no mirar el vino, que te subyuga con sus falsos atractivos; el no tenerle cerca de ti, pues si así no lo haces, antes o después te hará caer en sus emboscadas. No te fíes de tu fortaleza; muchos que se creían dueños absolutos de su voluntad, que se consideraban fuertes como un roble, al tropezar con una botella cayeron miserablemente en el fango.
La taberna es otra de las más peligrosas tentaciones del alcohólico; el que no quiera ser victima del alcohol debe huir de esos lugares. Solo su ambiente le envenena y debilita.
La taberna ha dicho un escritor, es foco de infección física y moral, es la madriguera de la degradación y del crimen.
¿Que es la taberna? preguntaron en una ocasión a un hombre de talento. Y contestó: Es un lugar donde se venden los vicios por litros, entrar en ella, aun que sea sin propósito de beber, es lo mismo que pretender entrar en un horno ardiendo sin abrasarse.

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